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sábado, 23 de noviembre de 2019

LECCIONES BREVES DE PSICOLOGIA (III): El síndrome del impostor


EL SÍNDROME DEL IMPOSTOR: 

Finalizamos estas últimas entradas del blog con breves nociones psicológicas y que nos encontramos desde la escena laboral a cualquier momento de la vida corriente y que conociendo nos permite entender y finalmente actuar de un modo más correcto.

Hoy, analizamos un síndrome que me despierta una especial solidaridad, por tres motivos, primero porque quien lo padece experimenta una especial desazon interior, segundo porque son muchos los que lo padecen y es cifra que va en aumento y finalmente por que para mí es difícil poder ayudar.

 EL término:

Un impostor es aquel que finge ser alguien que no es para conseguir un objetivo, en la otra cara de la moneda, las personas con síndrome de impostor piensan y creen que no son merecedoras del éxito al que han llegado y se siente un fraude.

Por tanto, definimos el síndrome como un malestar emocional cuya causa se encuentra en el sentimiento de no merecer el puesto o situación laboral, social o académica que se ostenta.

Es importante que en este supuesto no estamos ante un trastorno clínico sino simplemente ante un conjunto de sentimientos, sensaciones y síntomas que generan malestar en quien lo padece; y que se reduce a una creencia de no ser merecedora de la posición que tiene, y se considera un frade y teme que los demás lleguen a darse cuenta de lo mediocre que es o la falta de méritos propios.

Los síntomas y efectos:

Resumidamente y que resulte comprensible, señalar que:
  1. Cree que los logros no son merecidos, y se deben a la suerte o a la fortuna que es generosa con ella.
  2. Desconfianza en su propia competencia y habilidad que le ha conducido al éxito.
  3. Temor a que los demás descubran el fraude.
  4.  Una inseguridad constante en el ámbito que se trate (social, laboral…)
  5. Ante cualquier situación que requiere de su actuación siempre alberga una sensación de fracaso.
  6. Al evolucionar bajo este síndrome puede generar una actividad de renuncia o pasividad por falta de motivación suficiente.
  7. Finalmente, emocionalmente genera situaciones de ansiedad, tristeza.

Cosecuencias:

Directamente la principal consecuencia es que puede conducir a que el afectado renuncie a cualquier proceso o opción de promoción al entender que eso pondrá en evidencia su incapacidad, que adopte posiciones conservadoras y siempre en zona de confort con lo que finalmente la propia sociedad o el ámbito laboral de su empresa pierde un factor de capital y de crecimiento.
 Además aumentará sus niveles de estrés, afectando a la productividad ya que de forma consciente o inconsciente dejará para más tarde tareas que le pudiesen comprometer o le conducirá a una actuación sobredimensionada para autojustificarse.

FINAL:

Si estás cerca de estos patrones de comportamiento, te sugiero que cuando te hagan cumplidos por tu trabajo como reto lo agradezcas con sinceridad aunque en tu interior pienses que no eres merecedor, segundo, busca ayuda como orientación de un coaching o de profesionales. No está calificado como grave y por tanto es fácil que con el tiempo desaparezca esa extraña sensación de no merecer.