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martes, 9 de noviembre de 2021

Poesía:

 UN POCO DE POESÍA: 

Siguiendo normas no escritas de este blog, acostumbramos a recoger en ocasiones poesías, canciones o pequeñas dosis de alimento para el espíritu.  En esta ocasión hago recojo algunos de los poemas de Begoña Rueda ganadora del premio de Poesía Hiperión; y te aseguro que cuando finalices solo tendrás ganas de seguir leyendo y hacerte con el libro. 


Sobre la Autora:   Begoña M. Rueda (Jaén, 1992) 

Compagina su faceta literaria (ha publicado varios libros y todos ganadores de diferentes premios con su trabajo en la lavandería de un hospital de Algeciras, una labor que le ha proporcionado vivencias especialmente duras desde que comenzó la pandemia de coronavirus. A partir de ellas escribió los poemas que conforman su último libro, Servicio de lavandería, con el que acaba de ganar el XXXVI Premio de Poesía Hiperión.

“Trabajo desde hace dos años en la lavandería del hospital de Algeciras y al comenzar la pandemia decidí traducir al lenguaje poético lo que vivía día a día allí. Ahora está más tranquila la cosa, pero hemos tenido días infernales, echando más horas que un reloj y cada vez que me asomaba a la puerta de la lavandería veía que no paraban de sacar ataúdes”, relata la autora a El Cultural.

En palabras del jurado, Servicio de lavandería es un libro “cohesionado, crítico, lírico sin excesos, poderosamente plástico, con marcados contrastes y finales rotundos”. El premio, sin dotación económica, consiste en la publicación del libro por parte de la editorial Hiperión. “Supone un gran empujón a mi carrera”, reconoce la autora.



Los poemas del libro, escritos como páginas de un diario, se dividen en dos partes: la segunda,
«Aclarado», fechada antes que la primera, corresponde a la primavera de 2019, es decir, a las condiciones habituales en su trabajo en la lavandería del hospital; en cambio en la primera, «Lavado», fechada en la primavera de 2020, muestra una situación muy diferente con la llegada de la pandemia y sus duras consecuencias.

“Renunciando al adorno y al artificio, construye una poética humana de la enfermedad y sus secuelas en general y de la pandemia en particular, focalizada en unas coordenadas subjetivas inéditas, intrahistóricas: la de los y las protagonistas anónimos de la Historia desde un lugar invisible: el personal que se encarga de limpiar la ropa en los hospitales”, añade el acta del jurado.

5 poemas de «Servicio de lavandería»,

 de Begoña M. Rueda


En la lavandería del hospital donde trabajo

la ropa de los enfermos, la ropa

de los que o regresan de la úlcera

o se dejan amarillear por la muerte,

se amontona en bolsas a las siete de la mañana.

Dos lavadoras industriales

bastan para blanquear la ropa de las heces

y de la sangre que podría ser mi sangre, mi miseria

podría ser, algún día, un camisón

cubierto de vómito

de los que una vez lavados lucen como nuevos,

bendita sea mi vida, bendita mi salud

porque algún día, quizás, podría ser mi miseria

un camisón.


A 23 de marzo de 2020

Los sudarios se apilan en cajas de cartón

junto a la puerta del cuarto de baño.

Son las únicas prendas del hospital

que no se lavan después de darles uso.

Como todo en nuestra época

también vienen dentro de un plástico,

encontrándose la muerte como la bollería industrial,

envasada y directa al vacío.

Una se pregunta quién fabrica los sudarios,

qué fría máquina los cose y los empaqueta

listos para cubrir cualquier cuerpo

que yazca mudo en la morgue.

Yo por sudario quisiera las manos de mi madre,

morir antes que ella

y engendrarme de nuevo en su vientre,

volver a ser niña y no tener ni idea

de que en las lavanderías de los hospitales

la muerte se apila en cajas de cartón

junto a los inodoros.


A 27 de marzo de 2020

En frente de la lavandería se encuentra el tanatorio.

Ayer planché la ropa

del que ahora sacan a cuestas entre cuatro.

Lavé sus sábanas, doblé su pijama, le apañé una almohada.

Esto somos.

Corre el viento de levante y una lluvia fina

repiquetea sobre su ataúd.


A 23 de abril de 2020

Cómo será la boca

de la enfermera que me pincha el dedo

y lo aprieta hasta sacarme la última

gota de sangre.

Me pregunto si llevará pintados

los labios de rojo tras la mascarilla,

si sabrá besar en la frente o pronunciar

exitus.

Huele a gel hidroalcohólico y tiene

casi tanto miedo como yo,

un lazo negro en el uniforme blanco

y los resultados de nuestros tests.

Mañana podría tocarle a ella,

pienso.

Coronas de flores frescas

acompañarían su ataúd

y una compañera de facultad

la reemplazaría al día siguiente.

Así, como si nada.

Como si la vida

mañana podría tocarle a ella

lo mismo que podría tocarme a mí.


A 18 de mayo de 2019

El día de la presentación de mi libro

hay quien se acerca a preguntarme

a qué me dedico, si soy profesora.

No es la primera ni la última vez

que a la gente le sorprende

que trabaje en una lavandería,

como si por ello

me convirtiera en peor poeta.

Creía que eras

una mujer con aspiraciones,

es lo más delicado que me responde

una chica en la presentación de mi libro,

me ha mirado tan por encima del hombro

que ha debido de hacerse

daño en las cervicales.


A 11 de abril de 2019

A pesar de que la ropa es lavada

a temperaturas de ochenta grados
y tratada con detergentes específicos,
productos neutralizadores de cloro,
lejías y suavizantes,
no es raro percibir un leve aroma a perfume
al doblar las camisas de los pijamas.
Sé a qué huelen los enfermos
antes de fallecer,
sé que algunos se peinan, se afeitan
y se empapan en Varón Dandy
como si morir
no consistiera sino en dar otro de muchos paseos
los domingos por la mañana.

*. *. *

Escribo estos poemas
igual que plancho
el pijama de un niño enfermo,
una los escribe
con especial esmero, como si
estuviera escribiendo los poemas
que quisiera que leyeran mis hijos.

—————————————

OBRA DE LA AUTORA:  

  • Princesa Leia (La Isla de Siltolá, 2016), II Premio de Poesía Joven Antonio Colinas; 
  • Siberia es un estado de ánimo (Ediciones en Huida, 2017), I Premio Luis Cernuda de la Facultad de Filología de la Universidad de Sevilla; 
  • Reencarnación (Ediciones Complutenses, 2019), Primer Premio de Poesía de la Universidad Complutense de Madrid; 
  • Error 404 (Visor, 2020), XLVI Premio de Poesía Ciudad de Burgos; 
  • Todo lo que te perdiste por meterte a monja (Difácil, 2020), VIII Certamen Internacional de Poesía Joven Martín García Ramos de Albox, Almería; 
  • Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa (Aula de Poesía de la Universidad de Murcia, 2020), XVII Premio de Poesía Dionisia García de la Universidad de Murcia.